ANGULAS DE AGUINAGA, LA CRISIS QUE FUE UNA OPORTUNIDAD

 

Con unos días de retraso quiero compartir con vosotros la experiencia que vivimos el diez de noviembre en la empresa Angulas de Aguinaga. No he podido subir esta crónica hasta hoy porque un problema técnico me impidió recuperar el vídeo que habíamos grabado en Irura y porque esta ha sido semana de pleno en la que apenas hay tiempo para nada. Hoy con un poco de ayuda he conseguido leer la tarjeta de la cámara y gracias a eso podéis ver aquí al grupo que nos explicó qué es hoy Angulas de Aguinaga: Johana Truyo, Juan Ignacio Azpiroz, Maddi Barandiaran y Jesús Alaba, nuestros guías en la visita.

 

Estamos ante otra de esas historias del país. Una empresa familiar que convirtió la crisis que supuso para sus actividades la desaparición de las tradicionales angulas en una oportunidad. Otra de esas historias hechas de determinación, profesionalidad, innovación y coraje que han convertido una idea brillante en un buen negocio que , contra viento y marea, apostando fuerte, olfateando con acierto las nuevas tendencias sociales y uniéndolas con las ventajas que tenía un producto tradicional, se ha quedado en Euskadi.

Llegamos hasta la planta que tiene esta empresa desde Bruselas. Me explico. Llevamos dos años asistiendo a la feria Seafood, un evento que reúne anualmente en la capital europea a las principales empresas de comercialización de todo tipo de productos relacionados con el pescado. En la última edición estuvimos interesándonos por la tecnología que hay detrás de este sucedáneo de las exquisitas angulas que es uno de los inventos más logrados (al menos en el ámbito gastronómico) del siglo pasado. A raíz de nuestras preguntas los responsables de la empresa nos invitaron a visitar la fábrica. Aprovechando los días que hemos estado en Euskadi con motivo del seminario sobre pesca que hemos celebrado la semana pasada pusimos una cita y pudimos satisfacer con creces la curiosidad.

Las famosas “gulas del norte” son hijas de la pasión creativa de unos empresarios vascos que se devanaron los sesos para buscar una alternativa a las carísimas y escasas angulas que eran el origen de su primera actividad. Detrás de ese producto, dietéticamente impecable y gastronómicamente muy lucido, hay miles de horas de búsquedas y ensayos que llevaron a estos emprendedores hasta Japón. Allí encontraron la tecnología y los conocimientos necesarios para empezar a hacer realidad su sueño. Después hay otro montón de horas de trabajo adaptando aquellos principios a nuestra realidad, a lo que se buscaba: fabricar algo muy parecido a las angulas pero que no sirviese para dar “gato por liebre”. Porque una vez perfeccionadas las máquinas las “gulas del norte” podían haber incluido hasta ojos. Unos empresarios con otros valores a lo mejor se hubiesen planteado esa imitación perfecta y podrían haber hecho las américas mezclando gulas con angulas y vendiendo el lote a precio de oro. Aquí si algo paso por la cabeza de nuestros anfitriones fue precisamente ebvitar esa posibilidad a toda costa.

Al final el fruto de estos años de trabajo lo conocéis todos. Por una cantidad muy razonable y con muy poco trabajo uno puede disfrutar de un segundo plato o una cena exquisitos. Y satisfacer esa demanda, poco trabajo, capricho gastronómico de primera calidad, a un precio asequible, ha dado origen al resto de la línea de productos de la marca.

No me voy a detener en contaros las tripas del proceso de fabricación. Solo os diré que, como cabe esperar es fascinante y que llaman la atención la preocupación por la higiene y el equilibrio dietético y nutricional del producto básico del cual surgen desde las angulas a las barritas de sucedáneo de cangrejo que también conocéis. Me impresionó igualmente la receptividad de nuestros anfitriones ante las discusiones que planteamos en torno a las estrategias de venta de los productos, su envasado y presentación, etc.

En definitiva: una vez más me quedo sin palabras ante el coraje y la profesionalidad demostrada por estos emprendedores. Pensad que por poner un ejemplo, estamos hablando de una empresa que vendía plátanos y se enfrenta al reto de seguir haciéndolo después de que una catástrofe fitosanitaria ha erradicado del mundo los árboles que dan ese fruto. Lejos de paralizarse el empresario decide fabricar plátanos artificiales y además los presenta de tal forma que toda la demanda potencial queda abastecida y empiezan a aparecer nuevos clientes que jamás se hubiesen interesado por los plátanos. De eso estamos hablando. No resignarse, apretar los dientes, pensar y trabajar mucho. La inspiración, en este caso no llegó del cielo. Pilló a sus protagonistas trabajando y en apuros. La idea brillante, el producto de éxito nació de lo mucho que sabían sobre el negocio en el que estaban metidos.

Zorionak!!! y Muchas gracias porque la visita fue sencillamente fascinante.

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Comentarios (2)

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  1. Txol dice:

    Izaskun que te ha quedado muy chula la frase : «dieteticamente impecables y gastronomicamente muy lucido´´ y si le sumas : «puede disfrutar de un segundo plato o una cena exquisita ´´… la verdad de la verdad si es que lo bordas,si señor !!!!!!!!.
    Ay neska ya me imagino tus artes culinarias 10/10 impecables y lucidos (jejejejeje se nota que es viernes)
    La idea de las gulas como tal cojonuda, mejor imposible dieron el sartenazo…
    Musus Izaskun

  2. Pepito Grillo dice:

    No sabía que las gulas se inventaron así. Como ha dicho Txol la idea muy buena, pero hace falta atreverse y saber para ponerla en marcha. Muy interesante.

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